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Ventajas y desventajas de las encuestas personales

La encuesta personal tiene algunas grandes ventajas con respecto a la telefónica y a las encuestas autoadministradas que en seguida señalaremos, pero también presentan algunos importantes inconvenientes.
Por ello es necesario tomar en consideración puntualmente y en cada caso el tipo de investigación que se está realizando, junto con los factores relevantes que mencionaremos a fin de tomar una decisión, que es en definitiva lo que debermos hacer previendo las consecuencias de la misma.
Las encuestas personales son muy buenas y dan muy buenos resultados cuando se desea resguardar al máximo la aleatoriedad de la muestra.
Los muestreos polietápicos de carácter probabilístico suelen tener como última etapa la selección por parte de un encuestador de la persona que se constituirá finalmente en el encuestado.
Cuando ello se realiza debidamente, es una excelente manera de evitar sesgos en la muestra, o sea resultados que no expresan lo que realmente ocurre en la población de la que fue tomada la muestra.
Por otra parte, el carácter personal de la encuesta social o de opinión es insustituible a la hora de garantizar la mayor cooperación de las personas entrevistadas.
El contacto visual, cara a cara, la posibilidad de generar confianza, de presentar credenciales, etc. son un excelente modo de garantizar buenas respuestas de los encuestados, y ello en una encuesta que presente cierta dificultad inherente, como ciertas personas reticentes o desconfiadas, puede ser lo determinante a la hora de decidir qué tipo de encuesta se realizarák, si no se quiere tener resultados equivocados. Piénsese al respecto cuando se realizan encuestas preelectorales o de intención de voto.
Además, el encuestador bien entrenado, profesional, podrá aclarar dudas al encuestado, tomar notas adicionales, por ejemplo, del grado de confianza que entiende que se les puede dar a las respuestas obtenidas, comentarios sobre la situación, etc.
La posibilidad de observar directamente, además, permite el registro de ciertos datos de forma inequívoca, como algunos indicadores que servirán para determinar el nivel socioeconómico del entrevistado, por ejemplo.
Finalmente, cuando una entrevista es personal, existen mayores posibilidades de realizar correctamente encuestas muy extensas, incluso pudiendo el encuestador regresar en otra ocasión pactada con el entrevistado a terminar de realizar la encuesta.
Pero las encuestas personales presentan la importante dificultad de que son bastante más caras que las de las otras formas mencionadas: las encuestas telefónicas y las encuestas autoadministradas, por mail o por correo.

De hecho, estas últimas formas han sido siempre utilizadas por su menor costo, aún a riesgo de obtener resultados erróneos, como hemos visto.
Otra peculiaridad de las encuestas de opinión personalizadas es que requieren de una estructura de personal calificado mayor que las que se necesitan en las otras modalidades.
Es necesario contar con coordinadoes de los encuestadores, pero sobre todo con un equipo de encuestadores profesionales, muy entrenados.
En Argentina pocas son las empresas que cuentan con equipos de encuestadores profesionales, siendo común que empleen termporariamente estudiantes, que realizan esos trabajos por un tiempo y luego ya no.
Los encuestadores deben estar debidamente entrenados, ser confiables, estar comprometidos con la tarea, entender el significado de lo que realizan como parte de un proyecto de investigación, estar bien pagos, etc. y para tenerlos se requiere más dinero, mucho más, de lo que se necesita para hacer una encuesta telefónica. Finalmente, las encuestas personales podrán no ser adecuadas cuando la muestra presenta gran dispersión geográfica o está constituida por ciertos segmentos que, por sus propias características, no pueden ser localizados fácilmente de modo personal, como puede ser el caso de empresarios, personas que viajan, etc.
En esos casos la alternativa es la encuesta autoadministrada, llevada a cabo con un adecuado seguimiento.

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La elección del tipo de encuesta según características de la población a relevar

La elección del tipo de encuesta de opinión que se utilizará de los tres tipos generales que se han indicado (encuestas autoadministradas, encuestas personales, encuestas telefónicas) dependerá de varios factores.
De entre ellos hoy consideraremos algunas características relevantes del universo o población.
Recordemos que población o universo es la totalidad de individuos (personas o no, recordemos) que componen el conjuto sobre el que se aplicará una encuesta por muestreo.
Algunos factores son determinantes o influyentes de manera significativa en dicha elección.
Por ejemplo, si se cuenta o no con un listado completo y con información relevante (como las direcciones de las personas a encuestar o sus teléfonos, por ejemplo) de la población que es objeto de estudio.
Está claro que si la respuesta es negativa a ambas cuestiones las cosas se complican para, por ejemplo, prescindir de la encuesta personal.
Una muestra realizada sobre un listado incompleto (o en el cual se ha decidido excluir a certas personas por una u otra razón) pierde inexorablente toda representatividad.
También es importante conocer aspectos como el nivel de alfabetización de las personas (supondremos que estamos hablando de encuestas sociales), pues si hay un porcentaje significativo de personas poco o nada escolarizadas se hace dificil emplear la encuesta autoadministrada, pues aún cuando puedan finalmente completarlas puede que no lo hagan del mismo modo que quienes no encontraron dificultades.
También es importante que se sepa la manera como decodifican los mensajes o las preguntas del cuestionario las personas; en ciertos sectores socioculturales las expresiones pueden tener un significado primario claramente diferente, e incluso incompatible con el que es percibido en otro.
Un ejemplo muy claro, de experiencia personal, es que en mis épocas de encuestador una de las preguntas pretendía que el encuestado se identificara con algunas de las categorías de un espectro ideológico que iba de derecha a izquierda, en el que se le leían las categorías de respuesta luego de preguntarle si, ideológicamente, se consideraba una persona "de derecha, de centro derecha, de izquierda, de exterema izquierda".
Algo que solía ocurrir, en sectores no escolarizados y no familiarizados con nuestros discursos y símbolos ideológicos de nuestra clase media urbana es que algunas personas decían "de derecha, yo soy una persona derecha".
Eso me ocurrió muchas veces, en años de trabajar en encuestas. Un encuestador bien entrenado puede contribuir al control de estos aspectos, lo que se dificulta cuando no existe la entrevista cara a cara. Además, el entrevistador in situ adquiere cierto background o información contextual que le servirá para los informes que presente, complementando lo que pudiera haber manifestado el encuestado.
Un aspecto relacionado con el anterior es la evaluación del grado de cooperación y de sinceridad de la persona que responde, que siempre puede apreciarse y lograrse mejor estando presente. Estas son ventajas de la encuesta personal sobre los otros tipos de encuesta que nunca deben desdeñarse en un estudio serio, por ejemplo en una encuesta política o preelectoral.

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La encuesta telefónica, el tercer gran tipo de encuesta

La encuesta telefónica es el el último tipo de encuesta que analizaremos. En esta clase de encuesta, al igual que en la encuesta personal, se requiere la presencia activa y significativa a los fines de la investigación de encuestadores entrenados. Aquí también es el entrevistador quien cuenta con las debidas instrucciones y los cuestionarios, que debe encargarse de completar correctamente. El es además quien vuelve a tener el papel de generador del estímulo cuya respuesta son las manifestaciones verbales de quienes responden a través del teléfono. Esta modalidad de encuesta fue muy resistida durante mucho tiempo por el problema de la representatividad de la muestra y, por tanto, de la confiabilidad de los resultados. Ello, claro está, derivaba del simple hecho de que no toda la población tiene teléfono, por lo que siempre hay ciertos segmentos o sectores o niveles socioeconómicos que quedan subrepresentados. En otra ocasión hablaremos de los no encuestables, las personas que nunca serán encuestadas. Hoy en día, sin embargo, el tipo telefónico de encuesta está siendo mucho más utilizado que antes, a pesar de que no se ha resuelto copletamente el problema de la representatividad. Ello obedece a que cada vez son más los hogares y las personas que cuentan con teléfonto, por lo que si se raliza la encuesta con cuidado puede resultar de utilidad en ciertas investigaciones, e incluso como complemento de otras maneras de recabar datos. Existen ciertas investigaciones que combinan y complementan encuestas telefónicas con encuestas personales cara a cara, realizadas a las mismas personas, a fin de adaptar al menos una parte de la recolección de datos a la disponibilidad de los encuestados para tener mejores respuestas. Además de la ampliación de la cobertura telefónica existen actualmente procedimientos muestrales automatizados como la RDD (Random Digit Dialing) y cierto software de asistencia para encuestas telfónicas como el sistema CATI (Computer-Assited Telephone Interviewing). El empleo actual de estos recursos genera una gran eficacia en el empleo de la modalidad telefónica de encuestas que, en términos generales, resulta de gran aplicabilidad en virtud de la rapidez que se logra en la recolección de datos, siempre que se sea cuidadoso con el problema de la representatividad de la muestra.

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La encuesta autoadministrada, por mail, por correo y entregada en mano

La encuesta autoadministrada es la encuesta que lleva a cabo empleando cuestionarios autoadministrados. Se le dice autoadministrada a esta modalidad porque prescinde, en términos generales, de la necesidad de encuestadores. Dentro del tipo de encuesta autoadministrada existen agunos subtipos característicos: la encuesta por correo, la encuesta por mail y la encuesta entregada en mano. En todos los casos el respondente mismo es quien completa el cuestionario o formulario de encuesta de acuerdo con ciertas instrucciones, que deben ser sumamente claras. En los orígenes de la encuesta de opinión los diarios estadounidenses solían enviar por correo encuestas a sus suscriptores, aunque sin los adecuados recaudos metodológicos; hoy en día se aplica esta técnica de modo más elaborado y controlado.
Actualmente la encuesta autoadministrada se emplea, por lo general en virtud de su menor costo, siempre a una muestra representativa de la población. Es necesario, o preferible, que las personas que van a ser interesadas para que respondan cuenten con información previa sobre la existencia de la encuesta y, en lo posible, que cuenten con algún tipo de soporte por parte de la consultora o instituto que lleva a cabo el sondeo. En muchas ocasiones, como ocurre con las encuestas que se envían por correo electrónico, se envía la información sobre cómo completarla junto con algún medio para consultas o soporte, que puede ser online, telefónico o la consulta por mail.
Es fundamental que quien vaya a responder tenga indicaciones o un instructivo que le indique claramente cómo proceder al llenado del cuestionario, si puede elegir más de una alternativa o sólo una en las preguntas cerradas (respuestas múltiples), cómo interpretar ciertos ítemes o ciertas palabras presentes en las preguntas, los plazos y la forma de entrega, etc. Esto es muy importante, pues al no haber encuestadores suele ocurrir que ante las menores dificultades quienes responden lo hacen mal, fuera de los plazos establecido o entregan los formularios con gran parte de las preguntas sin completar. Ello trae, además del aumento de los costos monetarios de la encuesta, molestias para todos, pues en muchos casos se debe enviar nuevamente el cuestionario, habiendo muchos rechazos, lo que puede afectar significativamente la investigación.
Dada la ausencia total o casi total del contacto cara a cara (en ocasiones van personas a retirar el cuestionario), es imprescindible siempre que se empleen encuestas autoadministradas que se tenga sumo cuidado con la manera cómo se confeccionan las preguntas y con la manera como se presenta la encuesta, o sea, se debe pensar cómo la percibe y recibe quien nada conoce acerca de la metodología de encuestas y sólo debe llenarla con sus opiniones o información solicitada. Las preguntas deben ser lo más sencillas que se pueda, sin que se afecte la profundidad de lo que se quiere medir, y además deben poder completarse con facilidad. Existen ciertos tips o recaudos, prácticos y metodológicos que pueden mejorar el nivel de las respuestas de este tipo, sobre los que hablaremos más adelante, siguiendo nuestra experiencia y la bibliografía sobre el tema.


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Los tipos de encuesta: la encuesta personal

Existen, estrictamente hablando, varios tipos de encuestas de opinión y de registro de actitudes.
Pero si se analizan los diferentes tipos de encuestas según los procedimientos empleados para la recolección de datos podemos diferenciar tres grandes tipos de encuesta: la encuesta personal, la encuesta autoadministrada y la encuesta telefónica.
A partir de ahora, debemos aclararlo, estaremos hablando de aquellas encuestas que se aplican a personas, o sea de las encuestas que investigan las opiniones y las actitudes de las personas.
Analizaremos en este post la encuesta personal.

LA ENCUESTA PERSONAL

La encuesta personal es la más conocida de los tres tipos y hoy en día casi nadie que viva en centros urbanos no ha sido buscado para que responda alguna.
Es la típica encuesta cara a cara.
En este tipo de encuesta se requiere de un equipo de encuestadores adiestrados que, luego de recibir un instructivo referido a la naturaleza de la encuesta, la manera de administrar el cuestionario, algunos problemas con ciertas preguntas, cómo acceder a los encuestados, etc., deben ponerse en contacto con las personas elegidas para ser entrevistadas.
En ocasiones, cuando se trata de una encuesta por muestreo polietápico, la última etapa, que consiste en la selección de las personas que han de responder, la realiza el propio encuestador.
En otras ocasiones, sin embargo, ya se cuenta con la dirección y el nombre de la persona, como cuando se realiza una muestra sobre un padrón, por ejemplo de una sociedad profesional.
Es tarea del encuestador acercarse al entrevistado con un cuestionario estructurado o semiestructurado, o sea con todas las preguntas cerradas, o con preguntas abiertas y cerradas (analizaremos esto más adelante).
Una de las cuestiones metodológicas que no suele ser suficientemente valorada es que todas las preguntas deben ser formuladas estrictamente en el orden en que aparecen en el cuestionario, en el mismo tono y, sobre todo, sin agregar ni quitar NADA, ni una coma al texto del cuestionario de encuesta.
Ello garantiza la objetividad de los resultados a partir de la aplicación del mismo estímulo a todos los respondentes. Aclaremos, como siempre, que estas consideraciones se realizan sobre el supuesto de que el cuestionario es objetivo y está construido por profesionales, que las preguntas miden lo que pretenden medir, etc.
Algunos tipos de encuestas de opinión personales son la encuesta coincidental, la encuesta al azar o aleatoria (o la que incluye, como consignamos, como última etapa del muestreo un proceso de selección aleatorio) y la encuesta por cuotas.
La encuesta coincidental es un tipo de muestreo no probabilístico (más adelante lo analizaremos), o sea un muestreo en el cual no se conoce el error de estimación (más adelante lo explicaremos) o error resultante de la generalización de los datos de la muestra a la población. En la encuesta coincidental el encuestador toma personas al azar en algún transitado de la ciudad y las encuesta.
Es así de simple, como suelen hacer los periodistas y los malos encuestadores (y los operadores políticos, a qué negarlo), aunque en ciertas investigaciones se puede emplear responsablemente. En la encuesta al azar o aleatoria el encuestador tiene una tabla de números al azar que le indica de acuerdo al número de cuestionario que debe completar, por ejemplo, a qué miembro del hogar debe entrevistar, pudiendo en algunos casos reemplazarlo en caso de ausencia por un individuo del mismo sexo y similar nivel socieconómico y grupo etario.
Finalmente el muestreo por cuotas es aquel en el cual el entrevistador ya sale de la oficina del instituto o la consultora o agencia con una pauta sobre a cuántos varones entrevistar, a cuantas mujeres, de qué edades, por lo que ya sabe lo que busca y va tachando a medida que los va encuestando.
Como puede apreciarse, la encuesta aleatoria personal puede dar lugar al reemplazo del entevistado ausente o rechazante mediante una cuota.